lunes, 30 de junio de 2008

Sangre y fuego entre los naranjos


Hace pocos meses, mi abuela, que ya cumplió hace tiempo los 80 años, viajó a Castellón con mis padres y declaró que jamás había visto naranjos, ni naranjales. Quedó absolutamente impactada por la visión de los campos de naranjos alineados hacia el horizonte que se extienden a ambos lados de la carretera. Si mi abuela hubiera leído La barraca (1898), de Vicente Blasco Ibáñez, no se hubiera sentido tan lejana a ese mundo.

Muy cercana al naturalismo de Zola, probablemente la novela española con más elementos naturalistas que podemos leer, junto con alguna de Pardo Bazán, La barraca es una novela muy corta acerca de la lucha entre los agricultores de la huerta valenciana y los propietarios de la tierra que explotan, y también sobre las luchas internas (despiadadas y guiadas por la envidia, la injusticia y el abuso de poder) de los huertanos por acercarse a sus explotadores, de sus venganzas, prejuicios y supersticiones.

La barraca es, más profundamente, una novela durísima, crudísima, desprovista en su prosa de cualquier afectación, pero cuyos golpes salvajes están milimétricamente calculados. Nada es suave ni agradable en una lectura a base de caracterizaciones rápidas, que abundan en lo feo, en lo cruel, en lo degradado; que describen de manera precisa y transparente, con expresiones nada eufémicas, la más devastadora pobreza, la bajeza de los personajes maniqueamente malvados, la muerte de las personas y los animales, los asesinatos y los duelos, el cadáver de un niño.

Ante los atónitos ojos de un lector que no puede cerrar el libro, desfila la serie de emociones que le hace comprender los problemas de un campo que casi siempre permanece olvidado para quienes se ocupan tan sólo de la "alta política", y que es a la vez un reflejo directo y sin matices de lo más enconado, rastrero y visceral del ser español.

La barraca es, en definitiva, una novela que enciende las tripas, de ésas que quitan las ganas de abrir otra inmediatamente, novela cuya lectura, pese a su brevedad, exige reposo posterior.

4 comentarios:

Arc dijo...

Esta novela representa la España más profunda, es impactante. Muy buena lectura nos has recomendado Ali¡¡¡¡¡¡

Nepomuck dijo...

Buá,la España profunda es esa de los tíos con calzón de esparto,camisa de lana y arao en el monte...
De todas formas,me gustaría leer muchos de los libros que comentas...

Ego... dijo...

interesante sitio dedicado a esas letras que tanto nos gustan. Un beso, creo que volveré. me has dao gana de leer que lo estaba abandonando un poco.

La sonrisa de Hiperion dijo...

La España del barro por la cintura hy el color gris de un pais trsite y roto. No me gusta nada, pero, es lo que fue, y también hay que contarlo.
Saludos